POSICIÓN PLÁSTICA
Desde hace 3 años está radicado en Maldonado.
Ha retomado la producción plástica activa en nuestro país interrumpida desde el año 1973.
Su obra se ha desarrollado en un profundo estudio sobre texturas y materiales, desde su contacto con la generación de informalistas italianos y españoles de los años 60.
A influencia de las bienales de San Pablo de los años 57 y 59, definió su personalidad plástica, radicándose en esta ciudad en el 61, por espacio de 4 años, donde trabajó y dejó obra ( Curitiba - San Bernardo - Guarujá - Rio)
En estos años abandonó sus estudios de arquitectura que junto al Taller de Enzo Kabregú, le dieron la formación.
En nuestro país ha expuesto en la Sala del Grupo 8 y colectivamente en salones oficiales y empresariales obteniendo premios y adquisiciones particulares en Argentina, Brasil, Perú, incluyendo 8 obras murales.
Obsesionado por la expresión que le aportan los materiales, su trabajo transita por valorar una propuesta estética, de efecto y contenido.
Congregar esa energía y convertirla en una imagen visual, ha sido un camino largo de superaciones experimentales
No es una casualidad ni una sociedad fortuita, la conjunción de estos cuatro pintores que nos proponemos formar opinión. Hay un denominador común entre nosotros y es la pertenencia a una generación que vivió hitos dentro de nuestra sociedad. Protagonizamos la explosión del pensamiento, la cultura y el arte de los años 50 - 60, los movimientos de teatros independientes, el crecimiento del arte No - Figurativo... todo era un sueño, nos brotaba el afán de cambios y dentro de América éramos "lo uruguayo" Nuestra juventud era fermental y desconfiábamos por antonomasia de todo lo que nos había sido legado. Las peñas discursivas abundaban y un ansia incontenible de cambiar el mundo era nuestro denominador común. Testigos de un entorno en asombrosa rapidez de evolución, soñábamos nuestros propios sueños. Toda nuestra generación se asombró con el inicio de la televisión, la revolución cubana, la salida del hombre al espacio, luego las ficciones se hicieron realidad, ahondaron los conflictos y se sucedieron los quiebres de valores. No es de extrañar que por aquellos tiempos conmovidos por la visión de esa vorágine de acontecimientos expresáramos nuestro testimonio bajo lenguajes diversos. Nuestro medio fue la plástica: innovamos experimentamos, aprendimos (bienales de San Pablo, mediante) nuevas técnicas, proposiciones y códigos de comunicación. Luego expusimos, expusimos nuestra óptica, expusimos para comunicar, impuestos de la entrada del hombre en la revolución tecnológica. Hoy ya nada sorprende, pero al tomar distancia de los hechos nos damos cuenta que como protagonistas de aquella correntada, cronologamos como hoy nuestro entorno y los sucesos. Sentimos ser parte de este Uruguay, a veces de espacios difusos, otras concluyente en sus vectores que marcaron nuestra identidad. Estas conclusiones nos han dado un buen motivo para reunirnos y volver a exponer. Durante todo este tiempo hemos continuado haciendo lo mismo, y luego de haber acompañado casi medio siglo de nuestra historia, (con apenas 170 años de vida propia) cuando se aten referencias al pasado quizá se sienta ese grado de pertenencia que nos perfila.
Alfonso Scaldaferro