Rápidamente toma usted la flauta que le diese el Dordot a cambio del medallón y la hace e sonar, con la esperanza de que la música detenga el ataque del fabuloso amigo de los Dordots. En efecto, la fiera se comporta al instante como un cariñoso gatito. Una vez en vuestro poder, acabáis con el Tigre-sapo de un hachazo.