Describe usted rápidas curvas en el aire con el puñal. No está usted dispuesto a que se le quite la posibilidad de triunfar a un paso de la libertad. Arcapranos vomita una saliva espesa y verde que fluye hasta usted. Al entrar en contacto con sus pies lanza usted un agudo y desgarrador alarido: centímetro a centímetro vuestro cuerpo se disuelve en la baba del brujo. Arcapranos conserva vuestro puñal como trofeo y desaparece en las tinieblas.